Esta semana he recibido una consulta de Salud Pública respecto a la posible utilidad o no para realizar actividades manuales en un centro escolar, con los plásticos que encapsulan las agujas de insulina, teniendo en cuenta la necesidad de reciclar y reutilizar los materiales. Pues bien, NO TODO VALE sobretodo si tenemos entre manos productos médicos. Se formó días antes un pequeño revuelo entre los padres y la Dirección del centro escolar por la misiva del colegio en la recogida de dichos materiales plásticos para realizar actividades de construcción, pero mediante mi intervención informativa quedó solventado el tema. Como conclusión diré que los residuos sanitarios como norma general educativa, no deben ser usados para realizar otras aplicaciones que no sean las exclusivas médico asistenciales. Por otro lado, los materiales biopeligrosos són los residuos sanitarios que puedan pinchar o cortar (agujas y bisturís) y no el resto de plástico como tapones, bolsas, o jeringas de plástico sin aguja.

Los residuos sanitarios, son las sustancias y objetos generados en centros, servicios y establecimientos sanitarios de los cuales sus poseedores o productores se desprenden o tienen la obligación de desprenderse (por ser potenciales peligros para la salud pública y el medio ambiente). La gestión de los residuos sanitarios está amparada en una normativa propia la Ley 10/1998, de 21 de abril de residuos, y en diferentes normativas sectoriales de las Comunidades Autónomas, donde se exige un alto grado de nivel de protección para el medio ambiente, para ello se requiere la introducción de modelos de gestión avanzada reconocidos por la comunidad internacional. Esta gestión avanzada comporta la segregación y separación de los residuos en función de sus características biopeligrosas en envases separados por grupos caracterizados previamente, una gestión interna de los residuos en el propio centro productor y una gestión externa con normativa propia regulando el traslado de residuos mediante el R.D. 180/2015. Así, los residuos asimilables a los sólidos urbanos (papel y cartón, alimentos, cristales, etc) tienen un circuito separado de los residuos propiamente biopeligrosos (agujas, bisturís, o citotóxicos). Actualmente, esta gestión ha sido superada por la gestión integral con equipos de refrigeración y/o congelación, donde además de realizar la separación en origen se evita errores de clasificación, se optimiza el llenado de envases, se limitan las emisiones medioambientales y se reducen los malos olores y los costes de gestión.

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